viernes, 27 de abril de 2018

Prueba 2

¿Por qué haces deporte? ¿Te lo recomendó el médico? ¿O es que entraste en la fase de: “Ya tengo una edad, tendría que empezar a cuidarme si no quiero acabar como la vecin@ de abajo”. Sea por el motivo que sea, continúas practicándolo. Pero salir cuando hace mucho frío da un poco de pereza, ¿no?; o el día que has dormido mal y te sientes cansado/a. Con lo bien que estarías en el sofá con una mantita viendo la tele sin hacer nada. Una de las respuestas más comunes podría ser que tú mismo, tu entrenador o tu preparador físico, habéis trabajado duro para tener una base sólida que está construida con esfuerzo y constancia. Estos valores acaban traduciéndose en resultados y, en consecuencia, en motivación en el deporte.  
Cuando hablamos de resultados deportivos no nos referimos a victorias. Hablamos deretos personales, de superación, de progreso de uno mismo. Porque, ¿puede un deportista ganar siempre? ¿Qué pasa el día que pierdes? ¿Cómo te sientes? Parte de esta motivación en el deporte que comentábamos consiste en afrontar las derrotas deportivas. De este modo, sería fácil observar una situación donde un ciclista ganador del segundo puesto estuviera más desmotivado que el que quedó en la posición número 30. ¿Por qué? ¿No quería también ganar el que quedó trigésimo? No. Los retos de ambos eran distintos: mientras el segundo quería ganar, el otro se conformaba con llegar a la meta y superar la marca del año anterior.
El entrenador o el especialista deportivo son las piezas clave de la motivación en el deporte. En ellos recae gran parte de esta responsabilidad y es por eso que lacomunicación entre entrenador-deportista es de vital importancia para conocer cuáles son los puntos motivacionales y trabajar en ellos. Por otra parte, el deportista espera sentirse valorado, que se le reconozca el esfuerzo y de alguna manera sentirse especial.
La motivación en el deporte tiene diferentes objetivos. El más importante es conseguir que uno se sienta bien consigo mismo realizando actividad física. Sentirse valorado por el esfuerzo que se está haciendo tiene también su recompensa: nos sube la autoconfianza y la autoestima. También lo hace sentirse mejor que otro en términos deportivos, porque esto nos convierte en especiales. Y por último, también existen casos en que se utiliza el deporte como vía de escape, ya sea para desahogar emociones internas, pérdidas personales, entre otros.
Sea como sea la motivación es lo que te mantiene ahí, al pie del cañón, saliendo tanto si hace frío, como si llueve o como si nevara.